Almendras

¿Qué son las almendras y por qué están en boca de todos?

que son las almendras

Si hay un alimento que ha ganado un lugar privilegiado en las alacenas de quienes buscan cuidarse, ese es la almendra. Este pequeño fruto seco, de sabor suave y textura crujiente, se ha convertido en el protagonista de desayunos, meriendas, snacks saludables y hasta productos cosméticos. Pero, ¿por qué tanto revuelo con las almendras? La respuesta está en su perfil nutricional y su versatilidad.

A lo largo de los años, me he ido encontrando con la almendra en múltiples formas: en barritas energéticas, en forma de leche vegetal, en pasteles, como topping en ensaladas, y hasta como base para mascarillas naturales. Siempre había oído que eran saludables, pero fue cuando empecé a interesarme de verdad por lo que como, que descubrí la maravilla nutricional que esconden.

Las almendras no solo son deliciosas, sino que contienen una mezcla ideal de grasas buenas, proteínas vegetales, fibra y una larga lista de vitaminas y minerales. Son un comodín en la cocina y una ayuda valiosa para quienes intentamos mantener una alimentación equilibrada sin renunciar al sabor.


Beneficios nutricionales de las almendras

Uno de los principales atractivos de las almendras es su densidad nutricional. No es un alimento “vacío” como los snacks ultraprocesados. Aquí cada gramo cuenta y aporta algo útil.

Empezando por las grasas saludables, las almendras son ricas en ácidos grasos monoinsaturados, los mismos que hacen famoso al aceite de oliva. Estos lípidos ayudan a reducir el colesterol LDL (el malo) y a incrementar el HDL (el bueno), lo que es clave para la salud cardiovascular.

También aportan una buena dosis de proteína vegetal, ideal si sigues una dieta vegetariana o simplemente buscas fuentes de proteína más naturales. Y si hablamos de fibra, una sola porción puede cubrir entre el 12% y el 15% del requerimiento diario, lo que ayuda a regular el tránsito intestinal y a mantenernos saciados por más tiempo.

En cuanto a los micronutrientes, las almendras son una fuente excelente de:

  • Vitamina E: potente antioxidante que combate el envejecimiento celular.
  • Magnesio: crucial para la función muscular, ósea y neurológica.
  • Calcio: indispensable para huesos y dientes.
  • Fósforo: apoya la formación celular y la energía.

Comer almendras de forma regular puede ayudarte a mejorar tu salud metabólica, controlar el azúcar en sangre y reducir el riesgo de enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2. Y eso, sin mencionar lo bien que vienen para el cerebro, el pelo y la piel.


Diferencias entre almendras naturales, tostadas y con cáscara

¿Alguna vez te has parado frente a una góndola de frutos secos y te has preguntado: “¿Cuál compro?”? Me ha pasado más veces de las que puedo contar. Naturales, tostadas, con sal, sin sal, con cáscara, peladas… ¡es todo un universo!

Almendras naturales

Son las más puras: crudas, sin proceso térmico y sin ningún aditivo. Conservan todas sus propiedades originales, aunque también contienen compuestos antinutrientes como los fitatos, que pueden dificultar la absorción de minerales. Por eso, muchas personas prefieren remojarlas durante la noche para activarlas, facilitar su digestión y potenciar sus beneficios.

Almendras tostadas

Tienen un sabor más intenso y una textura más crujiente. En muchos casos, se tuestan a bajas temperaturas para preservar su valor nutricional, pero otras veces se emplean temperaturas muy altas, lo que puede destruir parte de sus antioxidantes. Si eliges esta versión, lo mejor es asegurarte de que no tengan sal añadida ni grasas poco saludables.

Almendras con cáscara

Vienen protegidas por su corteza dura, lo que garantiza que están frescas y menos expuestas a la oxidación. Son ideales si quieres conservarlas por más tiempo o si disfrutas del ritual de romperlas tú mismo. Eso sí, requieren un poco más de trabajo.

Cada tipo tiene su momento y uso ideal. En mi caso, suelo tener siempre a mano almendras naturales para el desayuno y tostadas sin sal para picar durante el día. Las con cáscara las reservo para reuniones familiares o fiestas, donde romperlas se convierte casi en una actividad social.


¿Cómo se deben consumir las almendras para aprovechar al máximo sus propiedades?

Hay quienes se las comen crudas directamente del paquete, otros las tuestan, algunos las remojan y otros las incluyen en batidos, postres o incluso ensaladas. La verdad es que no hay una única forma correcta, pero sí hay maneras más recomendables.

Remojarlas: un truco poco conocido

Remojar las almendras entre 8 y 12 horas las convierte en un alimento más digestivo. Esto activa sus enzimas y elimina parte de los inhibidores enzimáticos y antinutrientes que dificultan la absorción de minerales como el hierro y el zinc. Además, tras el remojo, su textura se vuelve más suave, lo que es perfecto para añadirlas a batidos o hacer mantequilla de almendras casera.

Comerlas con moderación

Aunque son saludables, las almendras son calóricas. Un puñado (entre 20 y 25 unidades) es suficiente para obtener sus beneficios sin excederte. Comerlas en exceso puede sabotear tus objetivos si estás intentando perder peso.

Usarlas en la cocina

Desde añadirlas al yogur o al muesli, hasta hacer leche de almendras, utilizarlas en repostería o incluso como base de salsas cremosas veganas, su versatilidad es innegable. Personalmente, adoro mezclarlas con dátiles y coco rallado para hacer bolitas energéticas que me salvan en los días largos.

Almendras en la dieta diaria: ¿cuántas comer al día?

Una de las preguntas más frecuentes es: “¿Cuántas almendras puedo comer al día sin pasarme?” Y es completamente válida. Porque aunque las almendras sean un súper alimento, no son cero calorías. Son densas, y eso está bien… si sabes cómo integrarlas a tu rutina.

La porción ideal

Según nutricionistas y estudios clínicos, una porción estándar de almendras equivale a 28 gramos o unas 23-25 almendras. Esta cantidad proporciona:

  • 160-180 calorías
  • 6 gramos de proteína
  • 14 gramos de grasa saludable
  • 3.5 gramos de fibra
  • 35% de la ingesta diaria recomendada de vitamina E

Este puñado es suficiente para aprovechar los beneficios sin sumar calorías de más. De hecho, muchas personas sustituyen snacks menos saludables (galletas, papas, barritas con azúcar) por almendras, y logran así mejorar sus hábitos sin pasar hambre.

¿Cuándo comerlas?

  • Desayuno: en el yogur, granola o smoothie.
  • Media mañana o tarde: como snack saciante entre comidas.
  • Post-entreno: combinadas con fruta para recuperar energía.
  • Cena ligera: en ensaladas o como topping crujiente.

¿Y si me paso?

Comer más de 40-50 almendras al día de forma habitual podría generar un exceso calórico importante. Además, podrías tener problemas digestivos por el alto contenido de fibra y grasas si tu cuerpo no está acostumbrado.

Mi recomendación personal es llevar siempre un pequeño recipiente con una porción ya medida. Así no tengo que pensar ni calcular: solo disfrutar.


Almendras para bajar de peso: ¿mito o realidad?

Mucha gente evita los frutos secos por miedo a engordar. Pero cuando empecé a leer sobre el tema, me encontré con algo sorprendente: varios estudios muestran que las personas que incluyen almendras en su dieta tienen más éxito al perder peso que aquellas que las evitan por completo.

¿Por qué ayudan a perder peso?

  1. Saciantes: su combinación de grasa, proteína y fibra reduce el hambre.
  2. Control glucémico: estabilizan los niveles de azúcar en sangre, evitando picos de insulina que pueden provocar ansiedad por comer.
  3. Energía sostenible: al ser de digestión lenta, aportan energía sin causar altibajos como los snacks azucarados.

Un estudio publicado en la revista International Journal of Obesity comparó dietas que incluían almendras frente a otras con carbohidratos complejos. ¿El resultado? El grupo que comía almendras perdió más grasa abdominal y logró mantener mejor su peso a largo plazo.

Eso sí, no se trata de comer almendras además de todo lo demás, sino de reemplazar otros snacks menos saludables. Es una cuestión de calidad, no solo de cantidad.

Yo, por ejemplo, solía picotear galletas a media mañana. Cambiarlas por 20 almendras fue uno de los pequeños hábitos que más impacto tuvo en mi control de peso.


¿Qué dice la ciencia sobre las almendras y la salud?

Aparte de ser sabrosas, las almendras tienen un respaldo científico que pocas veces vemos en alimentos naturales. No hablamos solo de tradición o creencias populares: hablamos de estudios clínicos, revisiones sistemáticas y evidencia sólida.

Salud cardiovascular

Las almendras ayudan a reducir el colesterol LDL y los triglicéridos. Además, su contenido en antioxidantes como la vitamina E y los polifenoles protege contra el estrés oxidativo y la inflamación.

Un metaanálisis publicado en Journal of Nutrition concluyó que consumir almendras regularmente mejora el perfil lipídico y reduce el riesgo de enfermedades del corazón.

Control de la glucosa

Varios ensayos muestran que incluir almendras en las comidas reduce el índice glucémico del plato. Esto es ideal para personas con resistencia a la insulina, diabetes tipo 2 o quienes quieren prevenirla.

Salud ósea

Gracias a su contenido en calcio, fósforo, magnesio y proteínas, las almendras apoyan la formación y mantenimiento de huesos fuertes. Especialmente útiles en mujeres postmenopáusicas o adultos mayores.

Función cerebral

Estudios preliminares sugieren que los antioxidantes, la vitamina E y los ácidos grasos que contienen pueden proteger las neuronas y apoyar la memoria y la concentración.

Sin exagerar, estamos hablando de un alimento funcional, de esos que deberíamos incluir todos los días en pequeñas dosis.


Usos menos conocidos de las almendras: cosmética, leche vegetal y más

Aunque el consumo principal de la almendra es alimenticio, lo cierto es que sus usos se extienden mucho más allá de la cocina.

Aceite de almendras: un clásico de la cosmética

El aceite de almendras dulces es famoso por sus propiedades hidratantes y regeneradoras. Se usa para:

  • Tratar piel seca o irritada
  • Suavizar estrías
  • Desmaquillar de forma natural
  • Cuidar el cuero cabelludo y dar brillo al cabello

Es un producto ideal para pieles sensibles y bebés, gracias a su suavidad y su composición rica en ácidos grasos.

Leche de almendras: alternativa vegetal sin lactosa

Cada vez más personas optan por la leche de almendras, especialmente si son intolerantes a la lactosa, siguen una dieta vegana o simplemente buscan reducir su consumo de lácteos.

La buena noticia es que puedes hacerla tú mismo en casa con solo almendras remojadas, agua y una licuadora. Sin aditivos, sin azúcares añadidos y 100% natural.

Harina de almendra

Una opción low carb y sin gluten que se ha vuelto popular en la repostería saludable. Se usa para hacer panqueques, bizcochos, galletas y hasta bases de pizza.

Exfoliantes naturales

Al triturar almendras puedes crear un exfoliante suave, perfecto para la piel del rostro o del cuerpo. Combinado con miel o yogur natural, es un tratamiento casero económico y eficaz.

En resumen: no hay parte de la almendra que no se pueda aprovechar.

Cómo elegir buenas almendras al comprar: guía rápida

Elegir almendras de buena calidad puede marcar la diferencia tanto en sabor como en beneficios nutricionales. A simple vista todas pueden parecer iguales, pero hay varios factores que conviene revisar antes de llevarte una bolsa al carrito (ya sea en el supermercado o tienda online).

1. Revisa el origen

Las almendras cultivadas en España, California o Chile suelen tener controles de calidad más estrictos. Esto no significa que las demás sean malas, pero estos países destacan por su producción responsable y estándares sanitarios.

2. Elige las menos procesadas

Evita aquellas que vienen:

  • Cubiertas de azúcar o chocolate (sí, son ricas… pero no cuentan como saludables)
  • Con exceso de sal o sabores artificiales
  • Mezcladas con otros ingredientes dudosos

Lo ideal son almendras naturales o tostadas sin sal. Y si puedes elegir orgánicas, mucho mejor.

3. Ojo con el color y el aroma

Las almendras frescas deben tener un color marrón uniforme, sin manchas ni señales de humedad. El olor debe ser neutro o ligeramente dulce. Si huelen a rancio o tienen sabor amargo, es probable que estén pasadas.

4. ¿Con cáscara o sin cáscara?

  • Con cáscara: mayor durabilidad y frescura, pero necesitas abrirlas una a una.
  • Sin cáscara: listas para comer, pero revisa que estén bien conservadas y no hayan sido expuestas al aire por mucho tiempo.

5. Envase y conservación

Busca envases herméticos, al vacío o con cierre tipo zipper. Las almendras absorben olores con facilidad y se oxidan rápido si no están bien protegidas.

En casa, guárdalas en un frasco de vidrio, en la alacena o incluso en el refrigerador para que conserven su frescura por más tiempo.


Conclusión: el pequeño gran poder de las almendras

Después de investigar, probar, leer estudios y comparar, puedo decir con toda seguridad que las almendras son uno de esos pocos alimentos que combinan sabor, salud y versatilidad como ningún otro.

Ya sea que busques mejorar tu dieta, bajar de peso, cuidar tu corazón o simplemente disfrutar de un snack rico y natural, las almendras son una apuesta segura. Son pequeñas, sí. Pero su impacto nutricional y funcional es enorme.

Lo mejor es que se adaptan a tu estilo de vida. No importa si eres fitness, vegetariano, madre ocupada, estudiante o solo alguien que quiere cuidarse sin complicarse: un puñado de almendras puede hacer una gran diferencia.

Y ahora que sabes cómo elegirlas, cómo consumirlas y por qué son tan recomendadas, solo te queda un paso: incorporarlas a tu día a día y comprobarlo por ti mismo.

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